jueves, 28 de diciembre de 2017

CARTA A LOS REYES MAGOS



Queridos Reyes Magos,

Empezaré por contar lo que no quiero:

No quiero chucherías, véase, teléfonos móviles última generación, tablets supermodernas, robots de cocina, aspiradoras redondas que parecen androides y demás artilugios que, aunque se diseñaron para hacernos la vida más cómoda, ocupan demasiado espacio y tiempo.

No quiero ropa que no me vaya a poner más de una o dos veces en un año.

No quiero objetos decorativos que terminen en una caja en el trastero.

No quiero cosméticos cuya pretensión es que sea quien no soy, que tenga una edad o un físico que no tengo.

No quiero joyas valiosas que no pueda lucir por miedo a que alguien me las arrebate y que no pueda guardar en casa por miedo a que alguien invada mi espacio personal para sustraerlas.

No quiero hoteles de lujo para una noche (o dos) mientras no pueda disfrutar de las noches de todos los días, mientras no tenga tiempo más que para trabajar, producir y consumir.

No quiero viajes a Tailandia ni a Japón ni a Canadá cuando el viaje principal, que es la vida, trascurre sin que sea mínimamente consciente de ello.

No quiero perfumes, no soy una flor, soy un ser humano.

No quiero bets sellers, ni videojuegos, ni suscripciones a canales de televisión. No quiero distraerme, ya estamos muy distraídos, quiero concentrarme.

Sin embargo quiero:

Estar presente, vivir, no pensar la vida.

Tener energía suficiente para llevar a cabo mis proyectos.

Tener entereza y resiliencia para aceptar que no todos los proyectos se pueden llevar a cabo.

Aceptar de buen grado la realidad aunque duela y aprender de ella.

Tener entusiasmo para fundirme en el devenir de la vida.

Ser generosa ya que nada me pertenece.

Ser consciente de mis actos pues tienen mucho más impacto del que creo.

Ser paciente cuando la realidad no coincide con mis deseos.

Estar en paz conmigo misma y con el mundo.

Tener discernimiento suficiente como para saber qué hacer en cada momento.

Sin embargo, queridos Reyes Magos, sé que lo que quiero no podéis traérmelo la noche del 5 al 6 de enero. Sé que no se puede depositar en un par de zapatos bajo el árbol de Navidad. Sé también que todo lo que quiero se consigue con entrenamiento y paciencia y, sobre todo, con tiempo.

Así que, queridos Reyes Magos, no me traigáis nada, ya me lo traigo yo con ayuda de quien me quiera guiar en el camino. Espero que no trabajéis mucho, que cada vez lo hagáis menos, que alguna vez no lo hagáis nada ya que nada material puede satisfacer nuestros deseos más íntimos e importantes. Ningún juguete, en sí mismo, nos hace felices. Os deseo una pronta y feliz jubilación y que disfrutéis cuidando a vuestros camellos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario