Quizás piense que mi vida tiene momentos muy aburridos, que, en
general carece de orientación y sentido, que mis sueños se han visto frustrados
en miles de ocasiones, que sufro de incomodidad y dolor a veces, que me
merecería una vida mejor, más apacible, con menos preocupaciones y estrés.
Quizás no me he parado a pensar que muchas personas querrían estar en
mi lugar tan aburrido y anodino, que querrían que sus únicas preocupaciones
fueran las que me torturan en este momento, tan nimias para ellos. Que hay
personas que sólo conocen la guerra a su tierna edad. Hay otras atrapadas en
una frontera entre Grecia y Turquía.
Quizás no he caído en la cuenta de que hay quien sufre dolor crónico,
maltrato sistemático, persecución y privación de libertad por el mero hecho de
tener ideas propias.
A lo peor no me acuerdo de que hay personas cuyos derechos son
ignorados hasta límites inimaginables, y, lo que es más grave, que no saben
que los tienen y por lo tanto no pueden ayudarse entre ellos ni a sí mismos.
Probablemente no me he parado a pensar qué sienten los padres de un
niño muerto, o psicótico, o gravemente enfermo, cuáles serían sus
preocupaciones antes de que este acontecimiento invadiese toda su vida ¿serían
las mismas tonterías que dan vueltas en mi cabeza?
Tal vez no me dé cuenta de que un porcentaje muy grande de la
humanidad carece de la más mínima instrucción y no tiene acceso a la educación.
Quizás no me dé cuenta de que a mis antepasadas se les negó el derecho a
aprender a leer por ser mujeres.
Quizás esté ignorando todos los recursos que tengo para hacer frente a
la adversidad, para luchar contra la injusticia, para reivindicar mis derechos
y los de los demás.
Puede que ni siquiera sea capaz de imaginar lo que es ser secuestrado
y vivir cautivo durante años.
A lo peor no me estoy dando cuenta que una flor de invierno es un
pequeño milagro y que tengo cada día una cama donde acostarme, un plato de
comida y agua caliente.
Quizás la sonrisa de un crío, el gesto generoso de un compañero, el
trabajo inmenso que hay detrás del plato de lentejas que me estoy comiendo, me
estén pasando desapercibidos.
Quizás, el problema, el único problema, es que no me estoy dando cuenta…
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